- David Gavilán
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Era una fría mañana de diciembre cuando Marta se dio cuenta de que algo no iba bien. El aire estaba cargado de un ligero polvo de nieve y las luces del pueblo ya brillaban con los primeros destellos navideños. Marta estaba terminando los preparativos para su viaje a la cabaña en la montaña, donde celebraría las fiestas con su familia. Pero justo cuando fue a arrancar su coche, Trueno, notó algo extraño: el motor gruñó con dificultad, y luego se apagó. Intentó varias veces, pero no hubo suerte. Trueno parecía estar cansado, y en ese momento, Marta supo que su plan de Navidad podría estar en peligro.

Trueno no era cualquier coche; había sido su compañero fiel en todos sus viajes durante los últimos diez años. Desde las primeras vacaciones con su familia hasta los viajes imprevistos al taller, Trueno siempre había estado ahí. Pero ahora, justo antes de la Navidad, parecía que algo había fallado.
Marta trató de mantener la calma y pensó en lo peor: tendría que cancelar su viaje. El tiempo pasaba y su frustración crecía. Pero entonces, recordó algo que había escuchado de amigos y conocidos: Desguaces Azor, un lugar donde se podían encontrar piezas de coche de segunda mano con garantía y calidad. ¿Quizá allí encontraría una solución para Trueno?
Con la esperanza de que todavía quedaba algo de magia en la Navidad, Marta agarró su teléfono y empezó a navegar en la web de Desguaces Azor. Se sintió aliviada al ver que no solo había piezas de repuesto, sino que la calidad era excelente, con una política de garantía y atención al cliente que le dio confianza. Allí encontró lo que necesitaba: una batería nueva, filtros de aire y combustible, y unas bujías, todo a un precio increíblemente bajo, mucho más accesible que si hubiera comprado piezas nuevas.
Marta hizo el pedido rápidamente y, para su sorpresa, las piezas llegaron al día siguiente, justo antes de la víspera de Navidad. Con un poco de nerviosismo y esperanza, Marta decidió intentar la reparación por sí misma. Durante los años de convivencia con Trueno, había aprendido lo básico sobre el mantenimiento del coche, pero nunca había hecho algo tan importante. Sin embargo, con las instrucciones claras de Desguaces Azor y su paciencia, Marta logró instalar las piezas. Cuando colocó la nueva batería y encendió el motor, Trueno rugió con fuerza, como si hubiera recobrado toda su vitalidad.
El corazón de Marta dio un vuelco de emoción. ¡Lo había logrado! Trueno estaba listo para el viaje. Esa tarde, cargó el coche con regalos, maletas y, lo más importante, con su familia. Se dirigieron a la cabaña en la montaña, el destino habitual de todas las Navidades, donde la familia de Marta había hecho memorias durante años. Esta vez, sin embargo, había algo diferente. Trueno no solo estaba en forma, sino que también había dado a Marta la posibilidad de salvar la Navidad.
Mientras recorrían la carretera nevada, Marta no dejaba de mirar a su alrededor, disfrutando de la magia de las luces de Navidad que decoraban los árboles, el aire fresco que se colaba por las ventanas abiertas y, sobre todo, la sensación de tenerlo todo bajo control. Sabía que había enfrentado una gran incertidumbre, pero ahora, gracias a Desguaces Azor, tenía lo que necesitaba: una segunda oportunidad para Trueno y para su familia.
Cuando llegaron a la cabaña, la familia celebró con alegría y gratitud. El fuego crepitaba en la chimenea, los niños jugaban con sus nuevos juguetes, y Trueno descansaba en el aparcamiento, listo para más aventuras. Marta sonrió pensando en todo lo que había logrado gracias a la ayuda de Desguaces Azor: no solo había reparado su coche, sino que había hecho posible que la Navidad fuera aún más especial.
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